MÁSCARAS DE UNA GENERACIÓN MILLENNIAL

GRIP FACE

2020 - 2021

 
 
 
 
 
 
 

Las máscaras de nuestro tiempo

Basilio Baltasar

“Me figuro un alma reconcomida y

como sulfurosa y fosforada por estos

encuentros como el único estado

aceptable de la realidad”.

Antonin Artaud

El rostro de un actor se ha entrenado para dar forma a las sutiles

emociones, sentimientos y prevenciones del alma. La más extraña de

las turbaciones, la más inesperada de las premoniciones, la más

oculta de las intenciones, encuentra su fiel reflejo en la fisonomía del

personaje puesto en escena. Los tenues quiebros de una sencilla

mueca, la mímica que despliega su silencio, actúan y revelan los

recónditos matices del pensamiento interior.

Sin embargo, en los orígenes del teatro las máscaras fueron el

sustituto o el disfraz del actor. Que en latín persona signifique

‘máscara del actor’ puede ayudarnos a entender los desplazamientos

funcionales que se dan sobre un escenario: el actor enmascarado

representa al personaje que encarna al protagonista del drama. Este

desdoblamiento inspiraba en el espectador sustantivas

iluminaciones sobre su propia naturaleza dual.

En la antigüedad la máscara jugó un papel crucial en la ceremonia

sacramental de la liturgia: simbolizaba el semblante secreto de la

conciencia y atraía a las entidades invitadas a participar en la

sacralidad del rito.

Pero no se sabe con certeza si la máscara viene a encubrir la

identidad del oficiante o a suplantarla. No sabemos si la máscara

esconde al celebrante o revela su personalidad. Cuando el chamán se

inviste como un taumaturgo enmascarado tampoco puede saberse si

ahuyenta a los demonios o se deja poseer por ellos.

Esta ambigüedad ha permitido que la máscara proporcione

impunidad al verdugo que ejecuta la sentencia de muerte o

embellezca a la cortesana que acude al baile de disfraces. De ahí

nuestra cautela.

Y aun así, bien sabemos lo que supone la máscara que actúa en los

ritos de paso: la regeneración y la transformación del iniciado que

mientras dura la ceremonia permanece a la espera.

Grip Face recoge esta legendaria tradición cultural y ofrece un juego

de máscaras al actual momento de la posmodernidad. Con el

inconfundible lenguaje que ha elaborado desde sus primeras

creaciones artísticas, consumando la simbiosis estética del caos

contemporáneo, fundiendo en una singular síntesis las tendencias

extraviadas y perfeccionando el sello de un poderoso estilo personal,

Grip Face presenta un catálogo de inquietantes, bellas y sugerentes

máscaras, las mutaciones de un nuevo enmascaramiento ritual.

Las figuras animistas del comic, los recursos lumínicos de la

publicidad, las ilusiones ópticas del diseño, las provocaciones

furtivas del arte urbano, la remisión de las ruinas ciudadanas, la

tristeza y lamento de la miseria, el legado de los maestros, vuelcan

en el taller de Grip Face sus préstamos, sus intuiciones, su fatiga; y

ahí dentro se encuentran con el vigoroso aliento de su imaginación

creativa, la que consuma la simbiosis estética del caos

contemporáneo.

Adentrándose en la forja de la escultura, Grip Face erige presencias

destinadas a transformar las dimensiones vulgares del espacio. El

tótem que preside el centro de la galería de arte que hoy acoge su

exposición es un ejemplo: ha sido instalado para incitar un

silencioso diálogo. Es el viejo tótem, el centro visible de la

contemplación.

Grip Face sabe de quién está hablando y a quien se dirige con sus

obras de arte. Forma parte de la llamada Generación Millennial y

comparte con los jóvenes de su edad la certeza de haber nacido en

un momento fracasado de la Historia. La imagen que la sociedad

había forjado de sí misma ha resultado ser una impostura. La vívida

decepción por haberse visto entregados al deshilachado colapso del

siglo XXI alimenta el legítimo enfado de su generación y al mismo

tiempo una nueva energía creativa.

Grip Face ve en la máscara un símbolo de transformación. Anuncia

un repliegue de la conciencia, una meditación sobre la identidad,

una interrogación sobre el personaje, y la renuncia a cumplir las

viejas imputaciones. Por un lado, las máscaras delatan el juego de las

identidades confusas de nuestro tiempo; por otro, denuncian el

penoso complejo de credulidad que gobierna a la cultura

contemporánea.

Grip Face ve en sus máscaras un ambivalente signo de distinción:

quien renuncie a ser portador de una identidad prestada, forzada,

impostada, o sea: falsa, deberá adoptar aquella otra máscara,

aquella persona que asume la voluntad de ser en plenitud artística,

creadora y recreadora del mundo que viene.

4 noviembre 2020

Máscaras de una generación Millennial

Grip Face

19 de noviembre 2020

Cerquone Projects

Calle López de Hoyos, 64

Madrid